Por allá a finales de los sesentas cuando ya tenía conciencia de lo que veía y escuchaba a través de los medios de comunicación como la tv, periodicos y la radio, el tema de los deportes era de mis preferidos ya que en mi familia ocupaba un lugar importante, siendo mi padre y un tío muy cercano apasionados del futbol soccer y además lo jugaban en la liga de primera fuerza de Hermosillo, en el equipo San Francisco que por cierto lo dirigía el reconocido Dr. Tamayo.
Pero en ésta ocasión quiero referirme a una figura del deporte mexicano de otra disciplina, el Box, y es que si todos los caminos llevan a Roma, el gusto por el futbol nos llevaba a la afición por otras disciplinas acompañadas ¡claro está! por los medios informativos, especialmente por el diario deportivo «El Esto» el cual no faltaba en casa cada semana..
¿Quién de mi generación no disfrutó de las excelentes peleas del Cubano- Mexicano José Ángel «mantequilla» Nápoles? Llegó a ser campeón de peso welter para alegría de buena parte del país de aquel entonces, a quien admirabamos por la televisión a traves de Tele sistema Mexicano hoy la actual Televisa.
Hoy por hoy, cuenta con 73 años de edad y vive -no lo sabía- en Cd. Juárez, Chihuahua. En ésta semana se destacó en la prensa que se le internó en un hospital de dicha ciudad por Anorexia y Depresión. Hurgando un poco más me enteré de que también padece de Diabetes y Demencia senil y aunque se afirmó que en unos días sería dado de alta, me pregunto si tendrá familiares que vean por él ó dependera de algún asilo. El buen «mantequilla» Nápoles vivió la fama y todos los placeres que la vida puede ofrecer y que cada cual tomamos de ella según nuestra formación y valores.
Ya es muy conocida la historia de los boxeadores de la época, quienes al vivir en la abundancia, era lo mas normal gastarlo en fiestas, alcohol y mujeres. Seguramente muy difícil sustraerse a aquellas tentaciones que el medio las provocaban descaradamente.
Ora, no como contraparte, sino cómo una expresión de nuestra diversidad humana, también se ha destacado en los medios de comunicación el delicado estado de salud del Sr. Nelson Mandela.
Recuerdo cuando se hablaba y escribía sobre el apartheid en Sudáfrica, un caso singular a nivel mundial (al menos oficial) y que desde el seno de mi familia, a través de mi padre se me enseñó a repudiar. También hurgando en la Wikipedia acerca de Mandela, me enteró que nació un 18 de julio de 1918, por su trabajo en favor de los derechos civiles de su gente, estuvo prisionero por ¡27 años! cumpliendo una condena de por vida, sin embargo, después de negociaciones y de la presión internacional y de su propio país, es liberado en Febrero de 1990 y dicho muy rápidamente, obtuvo el premio Nobel de la paz en 1993, el cual compartió con el entonces presidente Sudafricano De Klerk, ya que juntos negociaron la democratización de la nueva Sudáfrica, eliminando oficialmente la vergonzosa politica del apartheid.
Ahora, ambos personajes, José Ángel y Nelson, muy distantes geograficamente y también en sus vocaciones y estilos de vida, por ejemplo, tienen en común que vivieron la fama, ése mundo mágico que tanto encandila a muchos y que suele llevar por caminos diferentes a quienes ilumina, como quimera o fuego eterno.
Nelson Mandela tiene su día internacional (a partir del 2009) el 18 de julio, en un intento de que su memoria quede en nuestras «ajetreadas» mentes, de su pasar por éste mundo luchando hasta la heroicidad por la dignidad de su gente. Ejemplo e inspiración para quienes lo permitamos, más allá del mero sentimiento y las palabras bonitas.
Nuestro «Mantequilla» Nápoles, a su nivel, también ha sido honrado con su ingreso al salón de la fama del boxeo internacional, a la distancia quedan en mi memoria aquella pelea en la que recuperó su cetro mundial, exclamando, al final de la misma, ¡mío, mío, mío! recuerdos de sus éxitos y fracasos, alegrías, dolor, todo un recorrido emocional que nos regaló a través, principalmente de la incipiente tv en blanco y negro ( y grises también). No sé si los jóvenes boxeadores conozcan su trayectoria, de ser así, quizás verán en él un ejemplo de lo que sueñan para sus vidas y lo que no también.
Ambos viven y vivirán como guerreros hasta el final de sus días, todos estamos condenados a vivir la lucha de cada día; dejar la cama, pisar el suelo, estar parados, atrevernos a caminar, estar en casa, salir a la calle, acallar la conciencia, protestar, luchar sólos, organizarse, vivir para uno mismo, amar, ser solidario, en fin.
José ángel y Nelson, dos estrellas para una parte del mundo, que están languideciendo y que después de hacer valer su condición de guerreros en las batallas que han elegido y otras que se les impusieron, las enfrentaron con bravura e inteligencia, dejan huella, motivan, inspiran, cada uno a su manera, el primero arriba del ring, ante un público que busca el entretenimiento y la gloria nacional y el segundo en la arena política, esa, la del auténtico bien común.
Dios nos bendice a todos, me lo imagino fascinado con los pequeños-grandes triunfos de nuestra humanidad, brillar donde estemos cada quien, es fuente de sus mejores alegrías.